Mariko Cayinoto, la Geisha Tehuelche.
ORGANIZA
Grupo de investigación HUM736 Tradición y modernidad en la cultura artística contemporánea Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión y Cooperación al Desarrollo. Universidad de Granada
COLABORAN
Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Programa Iniciarte Facultad de Bellas Artes, Universidad de Granada
Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA) de Buenos Aires, Argentina.
Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina
Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana,
Cuba Fundación Ludwig de La Habana,
Cuba Alliance Française, La Habana,
Cuba Centro Cultural Estación Indianilla,
México DF Centro Multimedia del Centro Nacional de las Artes (CNA),
México DF Laboratorio de Arte Alameda, México DF
COMISARIO GENERAL Y COORDINACIÓN Jesús Rubio Lapaz
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Mariko Cayinoto Duración: 8’. 2006
Videoperformance
Idea y Realización general: María del Carmen Cachin
Colaboración en edición: Javier Lesich
Música original: Marcelo Quiñonero
Cámara: Humberto Sosa
El video tiene la capacidad de registrar escenas en imágenes y sonidos y con ello construir discursos. Un cuerpo videado es una representación, y es un signo temporalizado. El montaje es otro elemento que altera los tiempos y los espacios. En la combinación de estos parámetros generales se construye el discurso del videoarte, que escapa a los modos del cine y de la televisión. Las convenciones de la imagen de los medios de comunicación masiva se apoyan particularmente en mensajes –como los noticieros y la publicidad– que quieren demostrar lo que no es.
Señalando esta conducta, muchos artistas practican la operación del simulacro donde, junto a la metáfora, aparece la ironía. En el simulacro se imita, representa, reproduce y finge, engaña y miente. La construcción del simulacro es ficticiamente sustitutiva de la realidad contemporánea. En este video vemos una de las prácticas del simulacro, la que Gianfranco Bettetini nombra simulación significante. En efecto, en sus performances pregrabadas en calles y parques de Córdoba y Buenos Aires (Argentina), Cachín asume el rol de la “geisha tehuelche” Mariko Cayinoto, y el registro está orientado a la recuperación de la noción de tiempo real. La realización es eminentemente conceptual y allí está el sentido del relato audiovisual. El personaje es a la vez una creación individual y colectiva, ya que nace como un alter ego pero se abre a la participación de los espectadores que la enriquecen y resignifican, dice la autora, que se identifica desde el juego de la paronimia de los nombres. Cachín-Cayinoto tiene una hipótesis que debe verificar con la realización del simulacro: “por medio de la simbolización recrea su propia identidad social y sexual”.
Mariko Cayinoto es la apariencia de un estereotipo de la geisha japonesa, símbolo en Occidente de la cultura ancestral nipona, de una conducta típica de sometimiento para la seducción. El personaje representado se ve ataviado con su kimono de “seda” –que es una tafeta que fuera mantel de un banco que cerró- y el obi (cinturón) enlazado en la cintura; sus movimientos sugieren una gracilidad ficticia, el peinado inconfundible y el rostro -que pinta al inicio de la obra- son un simulacro. Pero la geisha tiene para la autora el aditamento de tehuelche, un pueblo originario que antes de la llegada de los europeos pobló extensamente el territorio de lo que hoy es Argentina y de donde proviene el diseño de impreso en su kimono. Para seducir, las geishas estudiaban danza, música y artes a través de las cuales manifestaban su delicadeza, sensibilidad y cultura. ¿Y la artista? Revisa evidentemente su rol de mujer de hoy. Cuando reitera “Yo soy Mariko Cayinoto”, la performer y realizadora hace una aproximación empírico-deductiva a su rol social, pero no garantiza –el arte no garantiza– la solución mejor. Ni lo pretende.
Julio Flores
Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA) de Buenos Aires, Argentina.
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