25.4.20

4.4.20

Cuarentena de trabajadora del arte y la educación

Hace unos cuantos días, prefiero no llevar la cuenta, pero fue unos días antes de que se reglamentara para todes el Aislamiento social, preventivo y obligatorio, estoy en cuarentena.
A pesar de estar acostumbrada a relacionarme con amigues y familiares que viven lejos a través de internet, es una situación nueva y compleja, a veces difícil, a veces placentera, a veces amarga. Como la vida. Como toda situación nueva, requiere un período de adaptación. En esta situación que nos ha puesto la vida, tenemos que cuidarnos y cuidándonos a nosotres estamos cuidando a todes, a les otres. Es interesante de pensar. Mientras uso el tiempo del encierro para desarrollar mi creatividad, me permito pensar, y a partir del acto creativo voy interactuando con el contexto que a veces se presenta tan amenazante y hostil. A pesar de pasar todo el día entre las paredes del departamento donde vivo sola, muchas veces tengo la sensación de inseguridad, o de que algo no estoy haciendo bien, o directamente mal. ¿Me bañé cuando volví de la compra en el mercadito? ¡No tengo alchohol en gel! Los pensamientos a veces pueden ser muy dañinos, o la catarata de información que nos llegó los primeros días por medios masivos de comunicación, o por nuestras redes sociales, por los mensajes privados, en los grupos de whatsapp. Todo o casi todo lo que antes hacía poniendo el cuerpo, ahora se supone que debemos hacerlo por otros medios. Mientras escribo, disfruto la sensación de las yemas de mis dedos sobre el teclado. Es un tacto, un contacto con algo real. ¿Lo es?
Hacía mucho tiempo que no actualizaba este blog. Ahora me veo en la necesidad de hacerlo.
Debo atender a mis responsabilidades docentes.
Al fin y al cabo, es mi profesión, de lo que vivo, lo que paga mis cuentas, lo que me da de comer.
Puesta en esta situación de supervivencia existencial, ha surgido en este tiempo un trabajo que no me propuse, no proyecté. Surgió espontáneamente, ¿reactivamente? una necesidad.
Comencé a dibujar y pintar caras con los elementos con los que diariamente me preparo los alimentos. Y deseando que todes tuvieran comida en sus platos. Algo tan fundamental. Un Derecho Humano Fundamental. Derecho a la Alimentación. Una alimentación sana y nutritiva, que eleve nuestro sistema inmune. Que nos prepare para el supuesto contagio del que difícilmente podamos escapar. Y en esas caras que dibujo y pinto con alimentos veo personas conocidas, invento otras, lleno mi soledad de personajes que me acompañan. Las publico en mi cuenta de instagram. En un intento desesperado...¿de que? ¿de comunicarme? ¿de proponer una salida? ¿de cuestionar lo que sucede? ¿de rebelarme frente a la inequidad y la injusticia con una metáfora? con lo que tengo a mi alcance, con lo que puedo. ¿Es una respuesta egoísta?¿individual? ¿Porqué no me voy a ayudar a un comedor popular? ¿Porqué no estoy usando mi tiempo para gestionar donaciones?
Tengo muchas ideas en mi mente de posibles respuestas y todas me suenan a justificaciones.
Trabajo en la educación pública hace más de quince años. Conozco las necesidades, creo, al tiempo que ignoro muchas realidades, pero...intuyo, percibo, siento, sufro.
Elijo el humor, la mayoría de las veces, eso intento. ¿Es arte?...¿importa?